Para realizar la primera observación participante se estuvo conversando con Astrid, directora general de la Fundación Escuela Taller, y el contacto de entrada a ésta, y se determinó que el momento específico que más podría enriquecer mi análisis, participando como un estudiante más, era durante el "taller de ensambles en madera" donde yo sería presentada como una interesada en vincularme como estudiante a la fundación y ésta sería mi clase de prueba. De esta manera, se logró ubicarme en la misma situación en la que todos los estudiantes allí presentes algún día habían estado, eliminando así las barreras que de entrada podrían haber surgido en cuanto a las diferencias principalmente etnográficas.
ESCENARIO
El salón de clase, en este caso, el taller de madera de la "Casa Venados", una de las dos sedes de la fundación escuela taller de Bogotá, o cómo me indicaron los estudiantes que podía llamarle "El rincón", apodo que entre risas me contaron se le fue otorgado como consecuencia a su ubicación en el último salón de una hilera de casi 13 cuartos destinados y amoblados para la enseñanza de distintos oficios.
"El rincón" a pesar de su nombre, es un amplio cuarto típico de las construcciones antiguas con paredes en tapia pisada y una doble altura donde se puede observar el techo con vigas en madera. Se encuentra un mesón central alrededor del cual los estudiantes se reúnen con "El profe" al inicio de la clase, en teoría para discutir cómo se llevará a cabo las diferentes labores, pero en realidad el tema de conversación alrededor de éste puede extenderse a conversaciones más íntimas dónde se hace evidente la relación de amistad no solo entre los estudiantes, sino igualmente, con "el profe". Las diferentes máquinas se encuentran ubicadas estratégicamente según sus funciones: cortado en un sector, desvastado en otro, lijado a la otra ezquina y así sucesivamente. Como todo taller de maderas, en el piso se pueden percibir, a pesar de la ardua labor de limpieza que realizan los encargados, vestigios de acerrín probablemente del día anterior, sin embargo, unas horas más tarde éste estaría prácticamente cubierto de todo tipo de viruta de madera. Además de la iluminación natural que entra por las ventanas ubicadas a tres de los cuatro costados de "El rincón", dos de ellos que dan hacia el exterior y el tercero donde se puede a través de las ventanas observar el patio exterior que sirve de zona de descanso, existen grandes lámparas halógenas ubicadas verticalmente sobre cada una de las columnas de sustentación del salón y que, a pesar de ser un sábado a las 8 de la mañana, le brindan al lugar esa sensación de "aquí se viene es a trabajar".
INTERACCIÓN
Tras mi presentación por parte de Astrid, una pareja de estudiantes que habían sido los primeros en llegar se acercaron a mí y se presentaron como "Ant" y "Alvaro", los dos llevaban puesto su overol con el logo de la escuela taller a manera de uniforme pero en sus zapatos viejos, y casi que remendados en el caso de Álvaro, se hacía evidente que pertenecían a un estrato socieconómico bajo. Estuvimos hablando un rato mientras iban llegando los demás estudiantes e iban ubicando sus pertenencias en los lockers y poniéndose su respectivo overol que la mayoría había personalizado con dibujos, costuras, o simplemente su nombre o apodo con letras estilo graffiti en la espalda. Después de hacerme un par de preguntas sobre mi a las que tuve que responder según la historia que había planeado y donde mi único interés en dicha clase era el de conocer la escuela para involucrarme como una estudiante más, aproveché para conocerlos un poco más, "Ant", que después, tras un llamado del profesor, me enteré que se llamaba Viviana, me contó que llevaba 2 años estudiando en la escuela taller y que desde hace 5 meses había montado su propia empresa donde se dedicaba a producir y comercializar accesorios para mujer. "pues con lo que he aprendido acá me puse a experimentar y a hacer anillos y dijes en madera, pero ya después se me dio por trabajar con tagua y con hilos y así he ido haciendo nuevas cosas, este bolso por ejemplo, lo hice yo". También hizo especial énfasis en que el ambiente dentro de la fundación era "un parche" y que se aprendía mucho si se "tenía verraquera". De Álvaro pude conocer que era un estudiante de la Fundación Escuela Taller de Cartagena de Indias que se encontraba haciendo unas pasantías en la FETB (Fundación Escuela Taller de Bogotá) porque "En mi ciudad están haciendo un "epselente" trabajo en restauración, pero mi interés iba relacionado más con la historia y acá en Bogotá tenía más "otsiones" de "impteraccionar" con sitios de interés patrimonial como la Candelaria por ejemplo. Entonces ajá, acá me tienes viviendo en un cuarto con un colchón y extrañando la tierrita, pero todo sea por el conocimiento".
Durante la clase conocí a otro Álvaro, un jóven de aproximadamente 21 años con una cachucha militar, un diseño en su barba bastante particular y una cadena color plata en el cuello a quien pude percibir que todos pedían ayuda y concejos y que además le llamaban "El duro". Mientras me ayudaba a instalar un pedazo de madera en el torno no paró de hablarme sobre su hija "No nena, yo ya estoy acabando acá a ver si salgo adelante por mi tesoro en esta vida, Sara Lizeth, ahorita cuando salgamos a las onces le muestro una foto, es preciosa, yo se que no voy a poder darle todas las comodidades materiales, pero acá estoy, tratando de aprender a hacer algo a ver si consigo oportunidades en este pinche país, usted debe saber, acá todos sabemos como es la cosa en realidad porque nos ha tocado duro... Ja! Si me vieran mis cuchos ahora no me reconocerían, esos apenas se enteraron del embarazo me echaron a la calle, pues ser padre prematuro no es lo ideal, no? pero yo si no lo cambiaría por nadie, esa preciosura de mujer me cambió a mi la vida."
Entre el ruido de las máquinas y del movimiento dentro de la clase, el ambiente fue en todo momento agradable y respetuoso, "El profe" llamado Alberto se movía de un lado a otro supervisando el trabajo particular de cada estudiante y atendiendo sin descanso a los innumerables llamados "profe" "profe" por parte de los casi 12 estudiantes. En varias ocasiones pude percibir como hacía bromas con los estudiantes o les pegaba una palmadita amistosa en la espalda como queriendo evitar esa relación fría alumno/profesor. Durante toda la clase estuvo muy pendiente de mi con cierto instinto protector por ser "la nueva" haciéndome preguntas ocasionalmente: "¿Cómo vamos?", "¿Todo bien?", "¿Sabes cómo utilizar esa máquina"?...
Al finalizar la clase a las 12 del día y ya mientras todos se despedían y salían, mientras me quitaba el overol que me habían prestado, pude tener una breve charla con mi vecina de locker quien interesada en mi primer experiencia me preguntó que tal me había parecido, mientras, como tratando de convencerme que era la mejor opción, me contó cómo la fundación la había ayudado a salir adelante "Yo no tenía pensado venir a terminar trabajando con madera, pero la fundación me ayudó mucho porque si se fija yo soy la más vieja de todos los pelados acá, porque recién era de 18 a 25 años, pero siquiera hicieron una excepción y me brindaron la oportunidad y la estoy aprovechando al máximo y ahora me siento muy orgullosa de "yo misma", como que a uno se le da más estabilidad y calidad de vida."
ANÁLISIS PERSONAL (YO)
La experiencia vivida durante la observación participante con estudiantes de la Fundación Escuela Taller de Bogotá pude conocer más detalladamente diferentes situaciones particulares de las personas que hacen parte de ésta. Es claro que todos los estudiantes se encuentran allí por un interés personal y principalmente por las ganas de salir adelante y superar los diferentes obstáculos económicos. Ya sea, por sus hijos, como el caso de "El duro", con el fín de crear una empresa como es el caso de "Ant" o por un gusto personal cómo se refleja en Álvaro quien vino hasta Bogotá persiguiendo las oportunidades de acercarse aún más a las edificaciones de la candelaria catalogadas como patrimonio cultural.
La razón por la que considero que el ambiente que prima en la fundación es de mucho respeto es precisamente porque nadie se encuentra allí obligado y porque se trata de personas que tienen una filosofía de vida donde "no hay nada que perder". Lo único que están invirtiendo es su tiempo, y tienen una inmensa fé en que el conocimiento que allí se está generando puede cambiar sus vidas. Se trata de personas que a pesar de los grandes problemas, económicos y sociales principalmente, que han tenido, no están dispuestos a quedarse sentados esperando que la vida les pase por delante, sino que aprovechan al máximo cualquier oportunidad que pueda significar un mayor conocimiento, y un saber hacer algo, que los haga sentirse orgullosos a ellos mismos y a quienes los rodean.
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