Se realizó una observación simple en la Fundación Escuela Taller de Bogotá para tener un primer acercamiento a la situación que se vive allí, especialmente para empezar a reconocer las lógicas de interacción entre los estudiantes y demás miembros de la fundación. A continuación se encuentra el registro de lo que se pudo observar y las inferencias a las que se llegó.
ESCENARIO
Viernes 1ro de Marzo de 2013, 7:15 a.m, la fachada del edificio de la Fundación Escuela Taller de Bogotá refleja los vestigios de una antigua fábrica abandonada y posteriormente restaurada por la Fundación para conformar allí una de sus dos sedes. El ambiente frío y el día nublado le dan cierto aspecto melancólico al edificio donde, por una pequeña puerta van llegando diferentes personas, en su mayoría jóvenes, y tras timbrar unas cuantas veces son bienvenidas al interior. Una vez en el interior, la primera impresión de abandono y vejez de la fachada cambia por completo. Se trata de un edificio de dos pisos donde resalta su piso de mosaico y su techo con vigas en madera. En el primer piso se puede observar una hilera de salones a ambos costados del corredor, una cocina con grandes mesones, una sala con estanterías llenas de hilos, fibras y telas que parece ser el salón de tejido con largas mesas altas y butacas, y al fondo, un amplio taller de maderas que debido a la hora quizá, se encuentra casi vació. El segundo piso resulta bastante imponente debido a la sensación casi simétrica del corredor y los juegos de luz que se crean allí. Tras caminar por el corredor se perciben amplios salones con pisos de madera y altos espejos que parecen estar destinados para clases de teatro, baile u otras artes escénicas. Al fondo se encuentran las oficias, un tanto improvisadas, pero, hasta el momento, el sector con mayor movimiento en todo el edificio.
INTERACCIÓN
A medida que va transcurriendo la mañana el edificio se va llenando y van aumentando las actividades dentro de el y el ruido. En una de las oficinas se encuentran trabajando los que parecen ser los encargados de la promoción o comunicación de eventos y talleres pues sentados en sus computadores personales se les oye hablar de cosas como la actualización de la página web, el volante para la invitación al nuevo taller de repostería entre otras. En la oficina de al lado únicamente se encuentra una persona que parece ser de un rango más elevado, quizá el director general de la fundación. En uno de los salones de baile se encuentra quien parece ser un profesor, pues con música folclórica parece estar montando una coreografía que muy probablemente será el motivo de una próxima clase. Los encargados del aseo, con uniforme gris y el logo de la fundación estampado al lado izquierdo, suben y bajan entre los pisos del edificio con traperos y baldes, bandejas con tintos y otros quehaceres de su oficio, todos con una actitud bastante enérgica a pesar de la hora y el frío que hace.
En el primer piso el ambiente es más movido a medida que pasan las horas. La puerta de entrada se abre y cierra con intervalos de tiempo muy cortos cada vez que alguien llega y timbra. La mayoría de personas que acceden el edificio parecen ser estudiantes debido a sus edades entre los 18 y 25 años aproximadamente. Todos visten bastante abrigados pero una vez dentro del establecimiento se dirigen a los lockers y van despojándose de sus pertenencias y alistándose para sus actividades. Algunos se ponen el overol, otros un delantal, y algunos únicamente se quitan sus abrigos, éstos últimos se dirigen al segundo piso. Entre las diferentes personas que transitan por el establecimiento se intercambian saludos, miradas amigables y apretones de mano. Sin embargo, se van armando pequeños grupos de estudiantes que seguramente se conocen entre si pues se reúnen a conversar. Un aspecto importante es que los grupos parecen estar definidos por los oficios a los que se dedican, es decir, los que se han puesto el overol hablan entre si a la entrada del taller junto a los lockers, mientras que los del delantal se van alejando en parejas o pequeños grupos hacia la cocina. Se hacen evidentes risas, chanzas y una que otra cara de preocupación en conversaciones privadas como si se estuviera comentando alguna situación particular.
INFERENCIAS (YO)
El ambiente dentro de la fundación es bastante amigable como si se tratara de una gran familia. Existe sin embargo cierta lejanía entre lo que parecen ser funcionarios, ubicados en el segundo piso cada uno en sus oficinas, y los estudiantes y profesores cuyo flujo es mayor en el primer piso. Las lógicas de movilidad dentro del edificio son bastante claras. No existe casi flujo de gente hacia el segundo piso, únicamente por parte de los encargados del aseo quienes deben , por obvias razones, cumplir sus labores de limpieza y servicio. Por el contrario, en el primer piso hay mayor movilidad, tanto de entrada al edificio hasta el fondo donde están los lockers, como de movilización de los lockers hacia los diferentes salones principalmente el de cocina y el taller de maderas.
Los estudiantes parecen tomar las actividades que ofrece la fundación como cierto tipo de catarcis pues a pesar de que entran con caras angustiadas o poco expresivas, con el transcurso del tiempo van soltándose y desahogándose con sus compañeros o simplemente distrayéndose en sus respectivas clases. Dado los gestos que pudieron ser percibidos en los casos de charlas aparentemente privadas entre los estudiantes o quizá entre estudiantes y profesores predominan los problemas personales de índole familiar y principalmente económicos.
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